El patrimonio cultural no se encuentra solo en las ciudades y pueblos del Bearne. Tienes que atreverte a salir de las rutas establecidas y aventurarte por los caminos. Así es como descubrirás los preciosos tesoros un tanto escondidos: molinos, lavaderos, capillas y otras pequeñas riquezas del patrimonio cultural local.
Haciendo senderismo en los Pirineos, nos podemos encontrar con cabañas pastorales también llamadas «cayolars». Hay cerca de 150 cabañas en el territorio de los Pirineos Bearneses. Se extienden sobre 65.000 hectáreas de pastos de altitud. Si la región está a la vanguardia de los mejores quesos de Francia, es gracias a los pastores que durante el verano producen un queso de gran calidad. En el verano te darán la bienvenida si sientes la curiosidad por descubrir su trabajo y sus conocimientos.
El pastoreo es una antigua práctica que ha existido en esta región montañosa durante casi 7000 años. Esta actividad agrícola dio forma al medio ambiente y al paisaje para convertirlo en lo que es hoy. También existe una importante tradición que tiene su propia festividad: la trashumancia, la ascensión de los rebaños a los pastos de verano. Para la ocasión, los animales son marcados, engalanados con cencerros y acompañados hasta los pastos de montaña. Es un evento que da cita a todas las generaciones, abuelos, padres, adolescentes y niños, todos vienen a ver a las ovejas, vacas, cabras y caballos escoltados por su fiel guardián el perro “patou”, que juntos suben a pasar el verano en los Pirineos.